Noticia recogida por el diario económico que un día fue líder el 1 de octubre de 2008:
“Este viernes el Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto de ley por el que se establece un canon sobre la lectura de los diarios en Internet, conocidos comúnmente como blogs o bitácoras. La recaudación de este nuevo impuesto a los internautas se dedicará a sufragar los subsidios por desempleo que reciben los redactores de periódico, columnistas y responsables de redacción que han visto perder su trabajo ante la pérdida de lectores, que en los últimos años han ido sustituyendo los medios tradicionales por los blogs de Internet. Ante este abandono de sus lectores, los profesionales que no han podido adaptarse al nuevo modelo han vuelto su cara hacie el Gobierno reclamándole su ayuda a frenar este descenso descontrolado. El ejecutivo, reconociendo la incapacidad de los ciudadanos para decidir qué lecturas prefieren y el riesgo de subversión que suponen los nuevos medios que fomentan la participación, ha apoyado desde el principio al lobby periodístico elaborando el mencionado proyecto de ley.“
…y la redactora jefe despertó de su ensoñación y se dispuso a escribir su columna de opinión dominical.
Espero que nunca llegue este día.
Pero tal como están las cosas y el tema del canon, podría ser más que un sueño en unos años. (Espero equivocarme.)
Antonio, no des ideas que los de la $$$$ las pillan al vuelo.
Sergi,Enrique, afortunadamente Internet y especialmente la Web 2.0 es una “sociedad superpuesta” en la que la libertad del individuo supera cualquier otra consideración. Por lo que creo que no llegará ese día, al igual que estoy convencido que la red permanecerá neutral.
No obstante, estoy de acuerdo en que me he arriesgado un poco dando ideas
Saludos,
Por cierto, esto me da una idea para un futuro post: “Web 2.0: ¿un modelo socialista o liberal?”
Que conste que no sé la respuesta. El corazón me dice que tiene más de liberal, pero por ejemplo tengo que reflexionar sobre aspectos clave como la propiedad privada, la igualdad ante la ley (¿qué ley?) y el resto de elementos que definen al liberalismo como modelo de sociedad más que una mera doctrina económica.