He conocido gracias a la alerta de Organizational Development de Harvard Business Online una investigación de John C. Beck y Mitchell Wade que corrobora algo que siempre he defendido respecto a los videojuegos: son un entrenamiento para desarrollar habilidades básicas en la resolución de problemas. Los autores hacen la siguiente enumeración de cómo cambian a las personas que los disfrutan:
* Gamers are better at handling risk and uncertainty.
* Gamers are more creative and have better problem solving skills.
* Gamers are more sociable and have a greater need for human relationships.
* Gamers think of themselves as experts and want to tackle problems head-on.
* Gamers aren’t discouraged by failure and believe each setback is just a chance to try again.
* Gamers are more flexible about change.
* Gamers are better at seeing problems in a deeper perspective.
* Gamers are great at learning in informal ways.
* Gamers are more globally oriented and outwardlooking.
* Gamers are more confident and have a more positive outlook on life.
Y es que pese a la mala prensa que tienen hoy los videojuegos (todos nos imaginamos a niños obesos, antisociales y con malas notas pegados todo el día a la pantalla de la Play mientras devoran menús gordopilo), yo estoy con los autores en que jugar a la consola o con el ordenador potencia en los niños el pensamiento estratégico y los hace más sociables. Sí, sí, he dicho bien, más sociables. Ahora explicaré por qué. Sin embargo, discrepo profundamente cuando afirman que los hace mejores líderes cuando crecen. Yo tengo otra concepción muy diferente del liderazgo y aquí no veo que tenga mucha relación. Por otro lado, no mencionan otras habilidades que yo estoy convencido también que contribuyen a desarrollar como la visión espacial, la coordinación y la orientación. Por lo tanto, me quedo con éstas:
1.- Pensamiento estratégico. En un juego, especialmente si es una aventura gráfica, de rol o de estrategia, pero también en un clásico matamarcianos, de lucha o shoot’em up, se toman montañas de decisiones. Se identifican problemas (cómo superar un obstáculo, cómo abrir una puerta, cómo eliminar al jefe de los malos), se establecen criterios de evaluación (p. ej. ¿prima pasar rápido de nivel, o salvar energía/vidas?), se generan alternativas (diferentes combinaciones de objetos, atacar/defenderse, etc.) y finalmente se evalúan éstas respecto a los criterios y se establece un plan de acción que ejecutamos. ¿Y si falla? Podemos volver a intentarlo con una nueva estrategia y así, aplicar la prueba y error hasta que avanzamos.
2.- Sociabilidad. Seguro que al decir esto habéis pegado un bote del sillón, pero yo por ejemplo conocí en mi juventud a muchos otros niños como yo intercambiando juegos, trucos, revistas de juegos o comentando estrategias, si nos gustaba tal juego o aquel otro, qué fabricante los hacía mejor, … De otra manera no los hubiera conocido y no hubiera ampliado mi “red social”. además, es bastante habitual jugar por turnos, dar consejos mientras otro juega, repatirse el “trabajo” según las habilidades de cada cuál, ¿no suena esto a trabajo en equipo? ¿a perseguir metas compartidas?
3.- Visión espacial, coordinación y la orientación. Hay multitud de modalidades de representación de la escena en la que se desenvuleven los juegos, precisamente por esto creo que se desarrolla esa capacidad visual y de abstracción que nos permite ir adaptando lo que vemos y movernos en diferentes dimensiones, ya sea un simple escenario 2-D de un juego de plataforma, un escenario 3-D como el añorado filmation de los Spectrum, un laberinto tipo Doom o las avanzadas ténicas de cámara subjetiva de juegos como Silent Hill o Tomb Rider. Además, solemos jugar con dos manos, con una controlamos el movimiento y con otra las acciones, por lo que la coordinación es clave. Todavía recuerdo aquellos juegos como el Camelot Warriors en el que tenías que adivinar la frecuencia con la que el pez asesino pasaba por delante para saltar en el momento justo.
Luego está que toda esta actividad se desarrolla con una sensación de flujo durante la cual crecemos en complejidad, ya que al finalizar cada juego hemos dado un paso más en las habilidades descritas. Que provocan estados de experiencia óptima muy diferentes a simplemente ver los dibujos de la tele o pasar la tarde sentado en el escalón, es algo que para mí es patente:
1.- Es obvio que los juegos suponen un reto para el cual se requieren habilidades. Si no nos aburrimos enseguida (¡cómo fastidia que te maten sin grabar y tener que repetir lo ya hecho antes!)
2.- El objetivo está claro, terminar el juego, hacer el récord de puntos, abrir nuevos niveles, …
3.- Hay una retroalimentación clara y prácticamente inmediata siempre, pero además está el poder presumir con los amigos y disfrutar del “mira, mira, ahí va Antoñito, el que ha pasado el nivel 8”.
4.- También podemos decir que tenemos un sentimiento de control. ¡Tenemos el joystick en nuestras manos!. Si es demasiado difícil, lo dejaremos a un lado por aburrimiento.
5.- Y, finalmente, la tarea requiere de concentración. ¿A quién no le ha pasado haber perdido una vida por una llamada de teléfono inoportuna del novio de tu hermana?
Por lo tanto, es una actividad que se disfruta y en la que a la vez se aprende. Y los juegos nos enseñan algunas lecciones:
* Be a hero. The star’s role is the best way to succeed or get satisfaction.
* Be an expert. Get really, really good so you can perform at your peak early and often.
* Failure isn’t the end of the world. Crashing and burning isn’t so bad, and persistence pays off in the end.
* Everything is possible. You’re capable of amazing things—you can defeat hundreds of bad guys singlehanded or beat the best NBA team ever.
* Trial-and-error is almost always best. The only way to advance in most games is to try new things and see if they work.
* Practice makes perfect. Practice at something long enough, and you’ll be ready for whatever comes your way in real life.
* Go global. Bond with people who share your experience, not necessarily your national or cultural background.
Si lo de ser un “héroe” lo tomamos en el sentido Marca Propia, ¿no os parecen una enseñanzas razonables? Andrés, ¿no te parece según esto que haber jugado mucho a los videojuegos de pequeño le pone a uno en mejor posición para desarrollar su marca?
En cualquier caso, yo tengo que agradecerles mucho porque creo que han contribuido sobremanera (y de manera involuntaria) a desarrollar mis capacidades en la resolución de problemas.
Hace un par de meses leía en Wired que a un tío le habían dado un trabajo importante porque dijo que le gustaba jugar a Starcraft y eso demostraba algunas cosas de sus habilidades y talento.
Pero si, lo he pensado algunas veces y creo que puede ser un aspecto importante para el desarrollo de la personalidad. A pesar de lo que digan los agoreros.
Yo al menos he jugado bastante con videojuegos y he pegado unos cuantos tiros.
Desde pequeño he jugado todo lo que he podido, en la calle, juegos de mes, y por supuesto videojuegos.
Una moneda de 25 ptas me producía la mayor alegría porque se convertía en unos minutos matando marcianitos.
La mejor forma de aprendizaje que existe es el juego y en las empresas casi no lo usamos.