Aunque llevo saliendo a la calle a ver las procesiones de la Semana Santa de Málaga desde que me alcanza la memoria, y este año ha sido el decimoséptimo -aunque la amenaza de lluvia lo frustró parcialmente- que me pongo bajo el varal de Ntra. Sra. de la Soledad como hermano de la Congregación de Mena, no puedo evitar sentir la emoción cada vez, y se me erizan los vellos cuando veo nuestros tronos mecerse y salir de la casa hermandad al son de la Marcha Real, el himno de la Legión y la Salve Marinera.
Escribo esta entrada, como el año pasado, ya de vuelta en Madrid, donde tenemos nuestro hogar mi familia, y también como entonces, no puedo resistir la tentación del offtopic para dejar aquí constancia de mi pasión por la Semana Santa. Aunque este año, me he podido apoyar en Twitter para ir relatando mis impresiones sobre el terreno -y es que ya le voy viendo alguna utilidad.
En verdad, cuesta escribir sobre el tema sin caer en la exaltación o sin soltar una perorata cargada de orgullo malagueño pero ininteligible para quienes no están habituado al lenguaje de tronos, varales, cabezas de varal, cartelas, mantones, arbotantes, palios, barras de palio, bambalinas, cajillos, mesas, guardabrisas, candelerías, sayones, dalmáticas, bocinas, mazas, bastones, hachones, ciriales, guiones, pendones, cruces guías y demás componentes del patrimonio artístico de las cofradías y hermandades. Aunque para esto, está la Wikipedia…
Y por otro lado, tampoco es plan de convertir el blog en un itinerario digital y relatar día a día todas y cada una de la cofradías que salen en procesión. Desde la Pollinica, que abre la Semana Santa la mañana del Domingo de Ramos y a la que acompañan, como en gran parte de España, niños vestidos de hebreo portando palmas -en vez de las velas que nutrirán los cortejos el resto de la semana.
Hasta el Viernes Santo, cuando Servitas, que no es una cofradía sino una orden de siervos (de ahí su nombre), sin más luz que las de las bombillas que hacen las veces de estrellas en el halo de la Virgen y un pequeño foco que apunta a Su cara -se apaga el alumbrado público a su paso-, recorre el centro en un pequeño trono de carrete portado por hombres de trono vestidos con levita, mientras el público permanece en completo silencio.
Para terminar en el Domingo de Resurrección con el Resucitado, que la Operación Salida hace que cada año me la pierda y que tampoco es una cofradía sino que pertenece a la propia Agrupación, por eso en el desfile le acompaña un cortejo multicolor de nazarenos que representan cada una de las hermandades agrupadas.
Entre medias me dejo a un montón de cofradías, nuevas como la de los Salesianos el Domingo de Ramos; y antiguas como la de la Sangre, que desde su creación en 1507 es la más antigua -y a la que que la lluvia el Miércoles Santo impidió su salida.
Las hay también pobres como Dolores de San Juan del Viernes Santo, con sus túnicas de ruan; y lujosas, como la Esperanza, cuyo recorrido es alfombrado de romero cada Jueves Santo -aunque este nos hemos quedado sin verla.
Y alegres como los Gitanos, con su corrillo de penitentes calés que siguen al trono cantando y bailando bulerías durante su recorrido el Lunes Santo; o serias como la Humildad, llamados los servitas blancos por el color de sus túnicas y la sobriedad de su desfile el Domingo de Ramos que les asemeja a la mencionada orden del Viernes Santo.
Unas proceden de barrios con solera y tradición como el Cautivo de la Trinidad del Lunes Santo o el Chiquito del Perchel el Jueves Santo -y que, como nosotros, se dieron la vuelta por la amenaza de lluvia; y otras fueron fundadas en barrios más recientes y alejados del centro de la ciudad, como Nueva Esperanza de Nueva Málaga, que sale el Martes Santo.
Aunque lo habitual son dos, tenemos confradías con un solo trono, como la Piedad del Viernes Santo; o con cuatro como Fusionadas del Miércoles Santo y que el tiempo tampoco dejó salir este año.
Es tradición que vayan acompañadas de representaciones militares como Mena con la Legión y la Marina el Jueves Santo, Cautivo el Lunes Santo con los Regulares o Fusionadas con los Paracaidistas el Miércoles Santo; o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como el Rico acompañado el Miércoles Santo de la Policía Nacional o Expiración, a quien el mismo día acompaña la Guardia Civil con una escuadra de gastadores a caballo y otra a pie con el uniforme de gala del Duque de Ahumada -pese a que este año se han tenido que quedar en la casa hermandad por la lluvia.
Y mientras la mayoría están vinculadas lógicamente a nuestra propia ciudad, las hay como el Sepulcro, que es la cofradía oficial con presencia en el desfile de las autoridades que representan las diferentes administraciones en la ciudad; o incluso vinculadas a otras ciudades, como es el caso de la Paloma y Madrid, donde sale una representación del Ayuntamiento de esta ciudad, maceros y banda de la Policía Local incluidos -y que tampoco han podido salir.
En fin, no sigo porque al final me estoy dejando llevar y visto lo visto y que, como el año pasado, no soy capaz de definir un enfoque para la entrada, mejor dejo algo para el Domingo de Resurrección del 2009 ;-), que como podréis imaginar, en este post no he hablado ni de la décima parte de lo vivido en la Semana Santa de Málaga. Aún me falta por hablar de leyendas y curiosidades, de la innovación y los GPS o del componente colaborativo a lo 2.0 en el que pensaba uno de estos días mientras veía a otros hombres de trono arrimar el hombro a su varal de forma voluntaria y coordinada…
Nota: La imagen de los dos tronos es mía, corresponde al Cristo de la Buena Muerte y Ánimas y a Virgen de Nuestra Señora de la Soledad, de la Congregación de Mena. Fueron tomadas este Jueves Santo momentos antes de la salida procesional.
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