H ace unos meses pusieron una película en Telemadrid titulada “Corazones en la Atlántida” , basada en la novela de Stephen King “Low Men in Yellow Coats” . No he leído el libro -ni ese ni ninguno de los de este autor, creo- ni tampoco vi la película, que sí vió mi mujer. Pero mientras leía otra cosa -no recuerdo qué- hubo una frase que dijo el personaje interpretado por Anthony Hopkins que me llamó la atención. No recuerdo muy bien los términos precisos y por eso no la entrecomillo, pero decía algo así como que hay que concederle al autor de un libro dos horas de margen para engancharte . Si pasado ese periodo de lectura no lo ha conseguido, entonces deja el libro y ve a por el siguiente.
Y por otro lado, Séneca se burlaba de aquellos que tuvieran una biblioteca de cien libros porque a su juicio, nadie tiene tiempo en su vida para leer con rigor esa cantidad de libros .
La verdad, yo no he contado cuántos libros tengo ni me atrevería a dar una cifra aproximada -porque diga lo que diga quedaré como un petulante o como todo lo contrario-, pero el caso es que es bien cierto que hay unos cuantos que nunca llegué a terminar de leer y otros tantos que aguardan pacientemente su turno. Si es que llega algún día, porque en esto de la compra de libros reconozco que me muevo por impulso y que además mi ritmo de adquisiciones es muy superior al ritmo de lectura.
El caso es que hoy, día de Sant Jordi que “casualmente” coincide con el Día Internacional del Libro no tenía pensado escribir nada al respecto, pero un par de entradas me han puesto sobre aviso y me he decidido -otra cosa es que sea capaz de darle al “publish ” antes de las 00:00 del día 24, por muy rápido que escriba con los pies .
Una de ellas es la de Luis , con quien comparto paranoia y admiración por Arturo Pérez Reverte . Totalmente de acuerdo contigo, Luis. Tenemos que insistir en que nuestros hijos lean y provocarles en ellos el gusto y la afición por la aventura de leer . Y tu segunda pregunta se responde sola, porque si algo sabemos es que el mejor maestro es el ejemplo . Por lo que si tus hijos te ven leyendo, por efecto imitación acabarán leyendo. Tal y como muestra este anuncio del plan de fomento de la lectura que ponían hace poco y que sencillamente me encantó:
Mis hijos aún no saben leer, aunque la mayor está justo aprendiendo ahora. Pero lo que les digo siempre, y espero que se les quede grabado para que algún día lo recuerden es que un libro es un tesoro . De momento se lo digo cuando les veo aproximarse lápiz en mano a realizar una bonita decoración, pero tiempo al tiempo.
La otra entrada a la que me refería la he visto en un blog inhomogéneo y anisótropo que conocí por obra y gracia del mismo Luis en uno de sus “cinco de la semana” y que inmediatamente he incorporado a mi Netvibes.
Muestra hoy un originalísimo enfoque para celebrar el día del libro sin leer , aunque me ha hecho sentirme inmediatamente culpable por la pila de volúmenes que se amontonan cogiendo polvo en baldas repartidas por toda la casa -y que mi mujer me amenaza con llevarnos a Málaga.
Así que, recomendando la lectura de ambas entradas y añadiendo como extra esta otra , de un blog más que interesante, me despido a un minuto de las 00:00 del 24 no sin antes desearos un: Feliz día de Sant Jordi y Felíz Día del Libro . No tengo libros para regalar pero os dejo unos blogs y la rosa de la acuarela que ilustra la entrada corresponde a Martha Barrachina y que está tomada prestada de su blog .
Vaya, Antonio. Descubro que tenemos dos cosas más en común (aparte de la paranoia y Arturo Pérez Reverte): el gusto por la lectura y una hija dando sus primeros pasos en lo de la lectura.
Ya “aluciné” cuando empezó a hablar, ahora “alucino” otra vez con sus primeras lecturas.
Ayer le regalé su primer libro por Sant Jordi, un libro ilustrado para niños sobre danza y bailarinas, y te puede imaginar como me sentí cuando la vi absorta delante del libro, concentrada en las fotografías y ella sola balbuceando los textos, con voz dubitativa aún …
PD. A mi también me gustó mucho el anuncio
Querido Antonio, no es tan fácil que los niños lean en el mundo de hoy; si hay un gran lector ese es mi marido y yo, que si tengo hijos en edad de leer, no los he visto seguir el ejemplo ¡ojalá!
Lo que si he observado que es beneficioso es leer CON ellos, involucrándolos en la aventura de cada libro ellos sentirán el gusanillo y continuarán leyéndolo…. prueba y verás.