Hago un alto en la serie monetaria (aunque más bien me adelanto un par de posts) visto la que le está cayendo a nuestros amigos irlandeses (a quien me une que mi cumpleaños es el día se su fiesta nacional) y la que está a punto de caerle a nuestros vecinos lusos. Y es que estos días no para de hablarse sobre rescates y, sobre todo, de los “ataques de los mercados”.
Pero, ¿está atacando alguien de verdad a los países o es más bien la corrección política está aprovechando la nefasta gestión estatal para acometer una vez más contra libertad, desprestigiando ante la opinión pública el capitalismo y el sistema de libre mercado?
Como podrá imaginar el lector que ya haya pasado antes por aquí, un servidor opina lo segundo. Veamos por qué.
Lo primero es preguntarnos, ¿por qué tengo necesidad de ser rescatado? Pues bien, alguien (otros gobiernos de la UE o el FMI si la cosa se pone más chunga) tiene que venir en mi auxilio sencillamente porque tengo deudas que devolver y es posible que no pueda hacerlo (suspenda pagos).
¿Por qué puede ocurrir esto? La primera causa es obvia: porque tengo deudas. Si no las tuviera, no me enfrentaría al problema de saldarlas, ¿o no?
¿Y por qué tengo deudas? Porque tengo más pagos que hacer que dinero ingreso. es decir, el origen está en el déficit del estado. Y como la cuenta tiene que cuadrar, o bien imprimo billetes (que está mal visto, genera inflación y, además, no puedo si estoy en el euro), o bien dejo de pagar a funcionarios y proveedores (que está todavía peor visto, sobre todo en el primer caso) o bien pido dinero prestado. La opción habitual es, como podemos imaginar, la tercera, es decir pedir dinero prestado.
¿Y cómo pide dinero prestado un gobierno? Evidentemente, no en la sucursal del Unicaja que hay en la esquina de la Moncloa. Lo que hace más bien es emitir títulos de deuda pública (letras, bonos, obligaciones). Para ello organiza unas subastas, donde el gobierno pone a la “venta” bonos por X millones de euros, que van a parar a manos del mejor postor. Es como si para contratar la hipoteca, convocara a los directores de las sucursales de cajas y bancos del barrio en el salón de mi casa y les pusiera a pujar (a la baja), dejando que me preste el dinero aquél que haya ofertado un tipo de interés más bajo. Más o menos.
Pues bien, ahora ya tenemos el tema de tesorería cuadrado y hemos pagado a todo el mundo. Eso sí, el déficit no lo hemos tocado, por lo que en la siguiente vuelta al tablero del Monopoly nos encontraremos con unos ingresos, gastos corrientes e inversiones, que a efectos dialécticos consideraremos que se mantienen en los mismos niveles, a los que tenemos que sumar una salida de caja más: la devolución del préstamo con sus intereses.
¿Tengo dinero para pagar todo lo que tengo que pagar? No (asumiendo todo lo anterior, que es bastante asimilable a la situación de España). ¿Qué puedpo hacer? Pedir otro préstamo para equilibrar las cuentas, lo que incluye pagar el préstamo. Es decir, lo que suele llamarse refinanciar la deuda. ¿Me van a dar el préstamo? Depende. ¿De qué depende? Según cómo se mire, todo depende, que decía la canción. Si el déficit va más o menos reduciéndose o incluso voy teniendo un poco de superávit y no hay expectativas de que pueda hacer impago, no habrá problemas, la subasta se cubrirá a un tipo de interés en línea o con poca diferencia con otros países serios (por ejemplo, Alemania). En el ejemplo anterior de los banqueros del barrio, éstos seguirían pujando, sin bajar del tipo de interés que le dan a mi vecino, que es funcionario (en España, no en Irlanda).
¿Y si resulta que no, que el déficit va a más y no hay indicios de que el gobierno tenga éxito en reducirlo? Pues entonces lo normal es que esta vez el préstamo me salga más caro que la anterior. Es decir, la subasta se cubrirá pero a un tipo de interés superior al de otros países que hagan sus deberes con cierto rigor (por ejemplo, Alemania). ¿Por qué? Porque si el que me va a dar el crédito sabe que voy a utilizar el dinero no sólo en cubrir un déficit, digamos de las operaciones normales, sino en saldar una deuda para la que tengo dificultades en pagar, evidentemente, el riesgo que asume es mayor y, por lo tanto, mayor será la retribución que pida por su dinero. Igualmente, en la subasta de mi salón, los banqueros no bajarían de una tasa de interés unos puntos por encima de la de mi vecino que es registrador de la propiedad.
Hacemos otra ronda y seguimos sin resolver la cuestión de fondo: sigo sin ser capaz de generar el suficiente flujo entrante de dinero para hacer frente a mis préstamos. ¿Qué ocurre cuando venza el segundo crédito? Que me voy a ver en la misma situación que antes. Qué digo, en una peor, pues los intereses que me van a pedir serán aún mayores. Y así sucesivamente.
Si sigo así, empiezo a tener problemas para colocar la deuda, incluso a tipos altos. Es decir, que hay banqueros que ya ni vienen a casa a la subasta, y los que vienen empiezan a exigirme condiciones para darme el dinero. Que si mira de gastar menos, que si yo recortaría aquí o allí, etc. A lo mejor no me lo dicen directamente, a lo mejor es mi padre, que también me ha prestado dinero (o la canciller de Alemania) que me lo dice: mira hijo, como sigas así los bancos no te van a dar dinero, así que búscate un trabajo decente o estudia una oposición, cambia el Cayenne por un Dacia Logan y lo que te ahorras en gasolina, seguro y taller lo usas para reducir tu déficit, etc. A eso, algunos lo llaman que “los mercados marquen la agenda económica del país”. Es decir, que lo que el malvado mercado (o mercados, que en plural suena como más malo aún) me dice: “mira, majo, yo te doy la pasta, pero tú tienes que ajustarte el cinturón porque si no, cuando me la tengas que devolver, no me vas a poder pagar y yo voy a perder mi dinero (y tú tu casa).
¿Qué pasa entonces? Que tengo que hacer un esfuerzo por tener más ingresos que gastos (teniendo en cuenta que la partida de gastos que corresponde a los intereses crece como una bola de nieve por el mayor coste de la deuda) y además, como no voy a tener resultados inmediatos, me tienen que creer. Es decir, tengo que ponerme mi mejor traje y rezumar credibilidad por los cuatro costados cuando vaya a ver al banquero.
¿Qué pasa si no lo consigo y si en vez de reducir el déficit, éste aumenta o no tengo credibilidad? Que llega un momento que ya no es cuestión de subirme los intereses, pues por muy alta que sea el tipo, el 1000% de 0 sigue siendo 0. Que nadie me presta, vamos. Las subastas quedan sin cubrir y los banqueros del barrio ya no vienen a casa. Y entonces, Houston, tenemos un problema. ¿Diría que los banqueros me están atacando? Bueno, seguramente sí por el cabreo. Pero en el fondo sabría que lo que hacen es defenderse. Lo mismo con los mercados.
Al principio intento cubrirlo con mis parientes más cercanos, los bancos españoles (Moncloa llama a los presidentes de los bancos y les invita a comprar bonos españoles para colocar la deuda “como sea”). Pero eso significa que a los bancos les queda menos dinero para prestar a las empresas, ¿no? Sí, pero ante todo hay que ser patriota y salvar al estado. Pues eso, todos firmes y los bancos a comprar deuda del país, que es una forma bonita de decir que le prestan dinero al gobierno para financiar su déficit.
Pero la cosa sigue, van pasando rondas, los bancos están boqueando y nadie nos presta un duro ya. ¿Entonces? No hay otra que suspender pagos (lo que los anglosajones llaman default). Si fuéramos una empresa y suspendemos pagos, o nos ponen un administrador judicial, presentamos un plan de viabilidad y nos aceptan un plan de pagos que puede incluir una quita parcial, o bien liquidamos la cosa (vendemos los activos que podamos con lo que vamos pagando a los acreedores en orden de prioridad según dicte la ley) y a empezar de nuevo.
Pero es que somos un país y el estado de un país no se puede liquidar así como así (no vamos a recolocar las rotondas del Plan E) ¿Qué pasa entonces? Pues pueden pasar dos cosas.
1.- Tengo moneda propia (que no es el caso). Paso de pagar la deuda y para seguir funcionando, imprimo billetes. Aunque nadie fuera de mis fronteras me va a coger un billete de éstos, dentro no hay más remedio, dado que ya me he encargado de que la moneda sea de curso legal obligatorio. ¿Resultado? Hiperinflación galopante. Es decir, al haber más dinero, éste pierde valor y por lo tanto suben los precios. Como el gobierno tiene que seguir comprando y pagando, y ahora todo es más caro, no le alcanza, el déficit vuelve a subir. Como tiene cerrado el crédito, no tiene más remedio que imprimir más. Nueva vuelta de tuerca a la inflación.
2.- Tengo una moneda compartida con otros países vecinos. Por tanto, no puedo imprimir billetes. Sólo me queda pedir ayuda. Es decir, pedir que me rescaten (bail out). ¿En qué consiste la ayuda? En que me presten mis vecinos del dinero que ya tienen. Esto es lo que se hizo con Grecia primero y ahora se está haciendo con Irlanda. Eso sí, con condiciones leoninas para asegurase que, este sí que lo devuelvo o me ponen un presidente alto y rubio y con acento extraño.
¿Y si no tienen suficiente porque soy muy grande y no hay tanto (y lo que había ya se lo han gastado en rescatar a otros más pequeños)? Pues o imprimen euros para prestármelos y que pague, que ellos sí pueden (y tarde o temprano la inflación se extiende a todos los países, aparte del cabreo de inversores externos que ven que sus ahorros pierden valor, por eso se dice que el euro está en juego) o me dan la patada y me dicen que me busque la vida (Y que eso de tener la misma moneda, nanay de la China).
Está claro que llegar a esta situación es un caso límite, y que Spain is too big to bail out, pero eso no es garantía de nada. Lo único que es, es un marrón para nosotros (sobre todo), para el gobierno (que se irá con su pensión al Consejo de Estado o similar) y para nuestros vecinos (que pensarán por qué se embarcaron en esto con nosotros). Es decir, que no podemos dar por sentado que no llegaremos a este punto simplemente porque sería una p…..
Y si llegamos a necesitar ser rescatados, ¿están mis países vecinos obligados a imprimir más moneda para salvarme, o pueden pasar de mí y que me busque la vida? Depende. Pueden pasar dos cosas:
1.- Que no tengan inversiones en mi país (que no es el caso). Entonces, no perderían nada, aparte de la vergüenza de ver a un país aliado hundirse en la miseria y el caos, con el consiguiente flujo migratorio cuando se supone que no hay fronteras (vuelta al Manolo, vente p’Alemania).
2.- Que sí tengan inversiones en mi país (que sí es el caso, entre ellas parte de la deuda que dejaríamos impagada). Entonces, si no quieren perderlo todo, tienen que escoger el menor de los males. Eso sí, la patada me la darían seguro.
P.D. Un número rápido: el déficit del 2009 fue del 11% del PIB el de este año algo menos del 10%. La deuda pública debe estar en el 50 y muchos por cien, redondeando un 60%. Si el PIB de España es de 1 billón (de los españoles), eso significa que el gobierno está perdiendo al año 100.000 millones de euros (que se dice pronto), mientras que debe 600.000 millones de euros… sin comentarios.
Nota sobre el título: es la expresión latina equivalente a “es peor el remedio que la enfermedad”.
Una pregunta, si se me permite:
El Déficit se calcula en base al PIB (11% para España). Los ingresos del Estado (impuestos) son del 20%-30% del PIB. ¿Significa ésto que somos unos manirrotos que gastan un 50%-33% más de lo que ingresamos?
Claro que sí David, estás en tu casa 😉
Efectivamente es como dices. No es que estemos sólo un 10% por encima en gasto, es que gastamos un 50% más de lo que ingresamos. Es apabullante.
Viene a ser como si comparara mis cuentas personales con los ingresos de todos los vecinos de mi comunidad…
Algún día quería escribir sobre la falacia esta de usar el PIB para todo y las confusiones a las que induce.
Muchas gracias por comentar!
Saludos,
Antonio.
Muy ilustrativo el post. Desde el desconocimiento, ¿a quién debe dinero el Estado? ¿quién es el que está allá arriba de la deuda de todos los países?
Saludos
Gracias Deibis, el estado le debe el dinero a cualquiera que directa o indirectamente haya comprado deuda pública (la misma que anuncian en la TV de cuando en cuando): letras del tesoro (a corto plazo, desde 3 meses a 1,5 años), bonos (a medio plazo, entre 2 y 5 años) u obligaciones (a largo plazo, de 10 a 30 años).
Puedes invertir a partir de 1,000 euros (y en múltiplos de esa cantidad) y el tipo de interés depende de la subasta que comento en el post. En realidad, comprar deuda significa que tú pagas 1,000 euros menos el interés correspondiente (p. ej. si es un 5% y es una letra a un año, pagas por ella 950€. Al año te devuelven 1,000€).
Directamente es cuando la compras tú mismo a través de tu banco o en el Tesoro Público. Una parte pequeña de los acreedores de los bancos son personas como tú y como yo.
Hay empresas que también compran este tipo de deuda como inversión segura y que les da algo más de dinero que tenerlo en la caja. Un caso paradigmático son las compañías de seguros, que son muy conservadoras e invierten las primas en renta fija. Los bancos también tienden a comprar esta deuda con el dinero de los depositantes (cuando no lo prestan en forma de hipotecas, etc.)
Indirectamente, es cuando no compras tú la letra pero la compra un fondo de inversión o un fondo de pensiones que tú has contratado con tu banco (típicamente uno de renta fija, que significa que invierte en este tipo de cosas que se supone tienen un interés dado y conocido, por oposición a la bolsa, cuya rentabilidad es variable).
Por ejemplo, no sé si en España será así, pero la misma Seguridad Social puede comprar deuda para invertir el excedente que tenga.
Todo lo anterior, por supuesto lo hacen españoles y extranjeros. En general y en circunstancias normales, tiende a ser una inversión muy segura y, por lo tanto, con una rentabilidad muy baja.
En resumen, que me vuelvo a enrollar. Quienes prestan dinero al estado es, en el fondo, mucha gente de muy variadas condiciones: todo aquel que tenga un fondo, un plan de pensiones, un seguro (de coche, de vida, médico, …) seguramente es acreedor del estado. Esos fondos están gestionados por bancos, pero en el fondo, el dinero es de personas como nosotros.
P.D. Hay una derivada pero complica la cosa y no aporta mucho y que sólo introduciré: aparte de comprar la deuda al estado, hay mercados secundarios (de “segunda mano”) y otra serie de instrumentos sofisticados como los famosos CDS.
Muchas gracias por la respuesta, Antonio. Una última pregunta; si entonces el Estado nos está debiendo dinero a todos (por decirlo de alguna manera, por lo que has explicado), y “rescatarlo” supone que nos deba aún más dinero, ¿no sería más coherente cancelar esa deuda que seguir explotando al Estado como una fuente de beneficios? ¿hay algún organismo que lo prohíba?
Saludos y gracias de nuevo,
Gracias a ti
Hombre, lo prohibe la ley y los jueces, pues en el fondo estaría incumpliendo un contrato.
Tampoco se trata de explotar al estado. Prestarle al estado al 1-2% o incluso al 5% no creo que sea explotación, cuando hay otras alternativas más rentables (y de mayor riesgo). Pedir que te devuelvan lo que has prestado no es explotar desde mi punto de vista.
El estado puede que nos deba dinero a todos de una u otra forma, pero también a otros bancos y empresas extranjeras e indirectamente a pensionistas alemanes, pequeños inversores franceses, etc. No es algo que quede en casa.
Pero es que aunque fuera así, todo eso iría a pérdidas y podría quebrar algunas empresas, que contaban con un dinero que ahora no tendrían. ¿Qué hace el banco que ha invertido tus ahorros (sin tú ser consciente) en letras del tesoro impagadas cuando vayas al cajero a sacar dinero de una cuenta donde tú contabas que tenías el dinero a tu disposición?
Y aparte del tema legal y de las pérdidas, tenemos la imagen. Si España impaga, que no cancela, la deuda nadie va a volver a comprar letras y bonos en muchos años, por lo que no habrá financiación posible.
Muchas Gracias por este post, llevaba tiempo queriendo que me dieran una pequeña clase de economía que pudiera entender. Este post además de su sentido del humor lo explica bastante bien para gente corta de entendederas, animo y a por más!