Primus inter pares

Después de llevar unos meses sin escribir publicar, uno se siente raro al elegir tema para un nuevo post, aunque el acontecimiento del día de hoy ayer, con el anuncio del actual presidente de no presentarse más, la verdad es que pone fácil la vuelta al ruedo apoyándome en un tema de actualidad.

Lo que me llama la atención sobre la noticia en cuestión es la, en mi opinión, sobrevaloración del proceso de primarias para escoger a su “sucesor” del que tanto presumen sus correligionarios, a los que se le llena la boca hablando de “democracia interna” presumiendo de lo guays que son ellos frente a los del otro lado de la bancada.

Parece que es una verdad inmutable e incontrovertible que el proceso de “primarias” es el mejor de los métodos posibles. Mejor, claro está, en el plano moral -ahí está la hiperlegitimación moral de cierto lado del espectro político frente a los sospechosos habituales de enfrente. Otra cosa es que sea el mejor en eficacia, algo de lo que también dudo (véase si no el caso de las primarias del 98 y el resultado: no se presentó el que ganó y tuvieron un descalabro en las elecciones).

Como decía en twitter, a mí, lo cierto es que este rollo de las primarias me parece un poco timo, y diré por qué:

1) Porque se organizan para escoger a alguien como candidato a un cargo para el que, al menos formalmente, no existe un proceso electoral. En efecto, en España en las elecciones generales se elige al poder legislativo y no al ejecutivo. ¿No resulta cuanto menos grotesco que se vote para algo que no existe hasta que se elige y constituye el Parlamento y se organizan las votaciones para elegir al Jefe de Gobierno? (Si resulta que nos hemos dado cuenta que preferimos un esquema de elecciones distinto, que elija al Presidente, ¿por qué no lo cambiamos en vez de seguir autoengañándonos y pervirtiendo el sistema?).

2) Porque en un sistema electoral basado en una variedad de listas cerradas que concurren en medio centenar de circunscripciones diferentes, un proceso de primarias como el que se plantea se limita a escoger exclusivamente el número uno de una de las cincuenta listas, típicamente la de Madrid. Y me pregunto, ¿qué ocurre con los 349 puestos restantes? ¿Qué pasa con la cacareada democracia interna una vez elegido ese? ¿Ya no hace falta? ¿Acaso el hecho de haber elegido al líder supremo por un procedimiento democrático basado en el sufragio de los militantes impregna de “democracia” la selección del resto, realizada a “dedo”? (Veáse, si no, el caso de Madrid y cómo el vencedor de las primarias ha configurado las listas, no sólo de su ámbito, sino de las municipales).

3) Porque el proceso de primarias no se aplica sistemáticamente para elegir candidato en cada ocasión, sino cuando le interesa a los que mandan en el partido. Porque, me hago la siguiente pregunta, si este adalid de la “democracia interna” hubiera decidido volver a presentarse, ¿hubiera graciosamente dado opción de que los militantes se expresaran en las urnas internas sobre su continuidad? ¿Hubiera habido opción a que alguien le disputara el liderazgo de las listas? Si sólo dejamos votar cuando nos interesa y como nos interesa, el componente democrático de la cuestión, ¿no pierde un poco su sentido? (Por cierto, ¿por qué no aplican también primarias para elegir al Secretario General y al resto de órganos de dirección?)

A esto alguien me podrá replicar: si vale, pero siempre será mejor que los de enfrente que siempre lo hacen a dedo y cuasi-dictatorialmente, muy de acuerdo a las formas autoritarias y conservadoras de la derechona más rancia… Pues no lo sé. ¿Seguro que es mejor así? Desde luego, la propaganda y la corrección política han hecho su trabajo de sustitución del razonamiento crítico en la mayoría del personal. Pero pensemos un poquito y volvamos a la cuestión que planteaba más arriba sobre la bondad moral y la eficacia del método de selección de candidatos.

Sobre la eficacia no me extenderé más, tenemos casos tanto de éxito como de fracaso, más o menos estrepitoso, utilizando ambos modelo, por lo que no podemos afirmar taxativamente que uno un otro método sea más eficaz en lo que a ganar elecciones se refiere.

¿Y sobre la supuesta superioridad moral? Pues sinceramente, no lo tengo claro. Sí es verdad que si somos miembros de un colectivo en el que hay que establecer una cierta jerarquía -con su burocracia asociada- para funcionar parece mejor que la elección de las personas que ocuparán los puestos decisorios sea lo más participativa posible -aunque no evita los problemas de la elección pública. Pero para mí la cuestión es previa, está en que la pertenencia o no dicho colectivo sea o no voluntaria. Así, en un país, salvo que emigremos, no podemos sustraernos a la sociedad y, por lo tanto, lo razonable parece que a los que mandan los elijamos entre todos. Pero, ¿y un partido político? Está claro que no estoy obligado a afiliarme a ninguno en concreto, por lo tanto siempre tengo la opción de votar con los pies y largarme del mismo si no comulgo con los que mandan -o aguantarme y quedarme para seguir viviendo del carguito.

En todo caso, visto desde la perspectiva de un ciudadano de a pie, que no está afiliado a ningún partido, ¿qué más me da a mí cómo elijan los militantes de un partido sus candidatos si luego podré expresar con mi voto si esa elección me parece buena o mala? Como si lo quieren hacer por sorteo, rotatorio o echando una carrera de sacos… lo que no quiero es que me vendan la moto de que son éticamente superiores.

P.D. Otra cosa sería que las primarias no se restringieran a los militantes sino que estuvieran abiertas a los votantes de los partidos, como parece ser el caso en los EE.UU.

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4 thoughts on “Primus inter pares

  1. EEUU es algo más complicado. Tienen primarias cerradas, abiertas y caucus. Además como empiezan con un par de estados, estos suelen ser los que arrastran al resto. Los famosos son el caucus de Iowa y las primarias semi-abiertas de New Hampshire.

    En cambio el sistema del dedazo se hizo famoso en el Mexico del PRI. Sobre las primarias uno puede tener dudas, por eso estados como el de California las han incluso legislado y convertido en obligatorias y abiertas, especificando de qué manera deben hacerse. Pero el dedazo siempre tiene peor pinta 😀

  2. Hola Gabriel, ¡qué alegría recibir un comentario tuyo! 😀

    En efecto, lo de EEUU es bastante más complicado y tampoco lo conozco a fondo. Por lo que sé hay muchos tipos de primarias allí y va por barrios (estados). En algunos casos lo que se escoge por primarias son a los delegados que luego van a las convenciones del partido (que es lo que hacen aquí, ¿no?). Vamos que tampoco es perfecto, pero si no me equivoco allí usan primarias también para los candidatos al Congreso y a las legislaturas estatales y no se confunde tanto el poder ejecutivo con el legislativo como ocurre por estos lares.

    En efecto el dedazo del PRI tenía peor pinta, bueno, el sistema entero tenía peor pinta y no sé si lo habrán resuelto.

    Yo no es que esté en contra de las primarias, antes bien, si militase en un partido seguramente lo preferiría. Pero desde fuera, me da igual y no estoy seguro -ojo, no afirmo ni una cosa ni la otra- de que el método de selección del candidato tenga un valor extraordinario para el votante ajeno a la formación.

    Y si de legitimidad se trata, ¿qué candidato es más legítimo, el que eligen por primarias 400.000 afiliados (que es por donde deben andar los del PSOE) o el que eligen por otros procedimientos estatutarios los 800.000 del PP (que andarán por ahí)? Pues yo creo que ninguno, o los dos a la vez. O lo que digan las elecciones de verdad 😉

    Un abrazo,
    Antonio.

  3. Querido Antonio, en menudo jardín te has metido.

    Creo que el debate no es tanto el concepto de primarias en el PSOE, que sigue siendo mejor que el espectáculo que en su día dió el PP, como la “supremacía moral de la izquierda”.

    La realidad es que “democráticamente” , el PSOE elige al consejero delegado de la empresa. Con este proceso, muchos de los “accionistas” de la “sociedad” se juegan su carrera profesional de los próximos 8 años (tiempo mínimo que seguramente estarán alejados del poder). Una vez elegido el consejero, este forma a su equipo de dirección entre sus amigos y colaboradores.

    Todo ello refleja la configuración de los partidos políticos en España. Los cuales tienen mas que ver con sociedades anónimas cuyo objetivo consiste en la explotación de la política con fines lucrativos.

    No puedo mas que recomendar el repaso de a la serie “El Ala Oeste de la casa blanca”. En la sexta/séptima temporada aborda una visión idealizada lo que es un proceso de primarias en un país democrático.

    Nos queda mucho por andar, pero cada vez estamos mas cerca. El PSOE, por lo menos dio un paso en la dirección correcta: se está preparando para un largo periodo fuera del poder. Si el PP se hubiera aplicado de igual forma, seguramente no habría esperado tanto.

  4. Me llama la atención que no se haya comentado algo que a mi me parece muy llamativo del proceso de “primarias”.

    Por lo que yo he leído/visto, esas primarias (o esos congresos extraordinarios) sólo eligen una cara. Nada más. Al menos, no recuerdo que se mencionaran diferencias ideológicas, ni siquiera de matiz, entre Tomás Gómez y Trinidad Jiménez (es el ejemplo que tengo más cercano).

    Recuerdo haber leído sobre un congreso del PSOE de hace muchos años (transición) en el que Felipe González defendía el abandono del marxismo por la socialdemocracia (sin entrar en significados, por favor). Al menos había un concepto, una idea que diferenciaba a un candidato de otro (supongo). Pero ahora la sensación es que se trata más de un casting que de una elección política…

    Y, desde ese punto de vista, el de una organización que define el mensaje a transmitir, quizás la votación popular sea incluso perjudicial, porque puede ocurrir que el ganador tenga que emitir un mensaje con el que no coincide. En esas condiciones, puede ser más apropiado un “proceso de selección de personal” que una votación. Con el símil de Andrés, si quiero transmitir como compañía una imagen, es mejor que el Consejero Delegado lo seleccione a dedo el Consejo de Administración a que voten los minoritarios.

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