Esta semana el artículo en mi blog Monetae Mutatione de El Confidencial se lo dedico al rescate del más que quebrado estado griego -que no Grecia- por parte de los gobiernos europeos. En mi opinión, hace ya tiempo que suspendieron pagos -cuando alguien tiene que poner el dinero por ti es que estás en bancarrota- y no estamos haciendo más que prolongar la agonía cuando el desenlace es cierto. También sostengo, no obstante, que es perfectamente posible y deseable que se produzca la quiebra dentro del euro.
En todo caso, os invito a leerlo -y comentarlo- y para abrir boca os dejo con los primeros párrafos. ¿Qué haríais vosotros con Grecia?
Imaginen que forman parte de un equipo de baloncesto amateur que juega una vez por semana. Supongan además que uno de sus compañeros fue admitido más por un compromiso social que por su nivel de juego, sus cualidades deportivas y su actitud en la cancha. Este jugador, que juega en una posición “periférica”, suele vivir de las rentas del resto del equipo y, sin fondo físico para correr como el resto, se limita a esperar a que le llegue el balón e intentar su jugada individual, habitualmente desperdiciando la posesión y perjudicando a sus compañeros.
Como es natural, ustedes le afean su comportamiento y le hacen prometer disciplina y trabajo en equipo para permitirle seguir jugando y volverle a pasar el balón. Pero su compañero díscolo, que al principio acepta, a la hora de la verdad no hace ni caso y vuelve a las andadas una y otra vez. ¿Qué harían ustedes con él? ¿Expulsarle del equipo y que juegue con su propia pelota o sentarle en el banquillo hasta que aprenda? Pues bien, algo similar es lo que le pasa a los dirigentes europeos con el gobierno de Grecia y es de lo que quería hablarles hoy.
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