Controversiae et suasoriae

El pasado 11 de enero, y a raíz de un artículo mío en El Confidencial sobre la falsa disyuntiva entre austeridad y crecimiento tan del gusto de keynesianos e intervencionistas de todos los partidos, el escéptico José Ángel Mena y yo tuvimos un interesante debate en twitter que tuvo su prolongación en su blog, GestionarPatrimonios.com.

José Ángel me lanzaba unas reflexiones en un post con suficiente contenido para merecer una respuesta detallada a cada uno de sus puntos, algo que lamentablemente no he podido hacer hasta ahora por falta de tiempo —que no por falta de interés.

Antes que nada, he de decir que estoy en absoluto desacuerdo con el título, pues en él me tilda de “erudito de la Escuela Austriaca”. Es algo que se lo agradezco muchísimo, pero me parece exagerado pues no paso de aprendiz…

El mito de la desregulación financiera

Lo primero que a José Ángel le llama la atención —y no sólo a él, sino a la mayoría de la gente— es que sostenga que el mercado financiero está sobrerregulado, cuando desde que estalló la crisis desde todos los medios posibles se nos ha insistido machaconamente que la culpa de ésta es precisamente de la desregulación de la banca. Hay que decir que la propaganda ha funcionado —lo cual, por cierto, tendría que haber puesto sobreaviso a un escéptico recalcitrante ;-).

En todo caso, creo que hay un matiz importante y que suele pasarse por alto: no es lo mismo cantidad que calidad. Con frecuencia parece que cuando los (aprendices de) liberales sostenemos que no es cierto que la banca no esté regulada, en seguida nuestros interlocutores dan el salto cualitativo para atribuirnos la posición de pensar que está adecuadamente regulada. Lo cual es un salto al vacío porque no puede alejarse más de la realidad. El sector monetario y financiero no sólo está regulado en demasía (cuantitativamente) sino que está mal regulado (cualitativamente), con un exceso de intervencionismo que, paradójicamente —o no tanto— crea oportunidades para que una pequeña minoría se aproveche de los demás.

José Ángel, con quien coincido en bastantes asuntos, en esto creo que cae presa del mismo error. Así, pasa de afirmar que

Una de los asertos de Antonio España que más sobresaltó mi predisposición escéptica fue “la actividad de las entidades financieras está sobreregulada”.

Lo cual es correcto, a pedir que

Dejemos a un lado el tópico de que el sector financiero está adecuadamente regulado

Y, claro, aquí ya no puedo estar de acuerdo. Porque no es un tópico que el sector financiero está adecuadamente regulado, y mucho menos, que yo piense que sea así.

Creo, en todo caso, que mi posición requiere una explicación: ¿por qué digo que el sector financiero está regulado en exceso? ¿Acaso no es verdad, como dice José Ángel, que banqueros de todo el mundo, especialmente los de Wall Street y la City, pero también los financieros patrios —privados y públicos—, han hecho su agosto y campado a sus anchas por los malditos mercados?

Bien, me explico pues. No creo que nadie pueda dudar que si hay un sector regulado e intervenido es precisamente el monetario y financiero. Podríamos mirar cuántas páginas ocupa toda la legislación y normativa bancaria (nacional, europea e internacional) y estoy convencido que puesta junto a la de cualquier otro sector multiplicaría en varios enteros la cifra resultante. Sin ánimo de ser exahustivo, aquí va un pequeña relación de muestra:

  • Monopolio estatal sobre la emisión de moneda y billetes
  • Planificación estatal centralizada (con el banco central como órgano planificador)
  • Intervención de los precios (tipos de interés, también llamados tipos de intervención)
  • Fijación de la oferta de dinero (impresión de billetes, operaciones en mercado abierto, ventanilla de descuento, establecimiento del coeficiente de caja, etc.)
  • Control de acceso al mercado (fichas bancarias, autorizaciones administrativas, etc.)
  • Establecimiento de criterios contables (valoración de activos, criterios de core capital, obligatoriedad de realizar provisiones, etc.)
  • Actuación como prestamista de última instancia para los bancos (privilegio frente al resto de los mortales)

Por no hablar de la importante presencia de bancos públicos o semipúblicos, como el caso de las cajas de ahorro españolas o las entidades americanas Freddie Mac y Fanny Mae, por poner ejemplos de sobra conocidos por todos. Y sin olvidar toda la panoplia de organismos internacionales reguladores y supervisores plagados de burócratas (IMF, WB, BIS, Basilea, …).

Así pues, y parafraseando a José Ángel: ¿DESREGULACIÓN? ¿Se puede afirmar que el sector financiero está desregulado cuando se mantiene el privilegio estatal de la reserva fraccionaria, cuando la maraña legal crea oportunidades de arbitraje entre legislaciones (los mal llamados paraísos fiscales), generando carreras por expandir más y más el crédito, dando lugar a las innovaciones para esquivar los requisitos de Basilea y generando incentivos para sacar del balance lo necesario para seguir creando dinero de la nada para disfrute de políticos y beneficio de sus aliados los banqueros, dando lugar a las prácticas recurrentes de contabilidad creativa, y todo en connivencia con el regulador?

Ahora soy yo el que digo: Dejemos a un lado el tópico de que el sector financiero está desregulado. Está hiperregulado e hipermal regulado ;-).

La errónea teoría económica de los monetaristas de Chicago (y de los neoclásicos en general)

Últimamente escucho mucho esto de que no hay que ser dogmático, que no hay que creerse en posesión de la verdad, etc. A mi todo eso me parece muy bien, hay que ser intelectualmente humildes y reconocer que la búsqueda de la verdad es una búsqueda constante y que probablemente nunca acabará. Pero de ahí a saltar a una especie de relativismo científico, según el cual no se pueden rechazar ninguna teoría, por descabellada que parezca, me parece que no ha lugar.

Una de las principales controversias que separó la Escuela Austriaca del mainstream es precisamente de índole epistemológica y se centraba en la discusión sobre el método científico apropiado para el desarrollo de las ciencias sociales —de las que la economía es una rama —la Methodenstreit del s.XIX. En esta discusión sobre el método, cuya primera aportación seminal se atribuye a Menger, nace la separación de la escuela austriaca del tronco neoclásico, del cual nacen tanto las visiones mainstream liberal-monetaristas como socialista-keynesiana.

Pues bien, la teoría económica austriaca se construye mediante el razonamiento a priori, aplicando la lógica deductiva a axiomas que cada vez son más complejos. Este esquema de razonamiento requiere mucho más esfuerzo, pero a su vez es tremendamente potente, pues está asentado en una base lógica muy difícil de rebatir. Una vez que se dispone de esta estructura lógica, uno la aplica a los hechos reales y de esa forma interpreta la Historia. Es decir, primero se hace la Teoría y con ella se comprende la Historia —Mises dixit.

Como buen escéptico, seguro que José Ángel maneja a Karl Popper —que ha salido en algún post en este blog— y su conocido criterio de la falsación que, de forma muy simplificada, viene a decir que no se puede demostrar que una teoría sea verdadera, sino que únicamente se puede demostrar cuando ésta sea falsa —cuando se encuentra una instancia que invalida dicha teoría. Pues bien, la teoría económica austriaca, al construirse sobre asertos puramente lógicos y apodícticamente ciertos —algunos dicen que incluso tautológicos— no está sujeta al principio de la falsabilidad. Lo que sí puede, por supuesto, es criticarse la consistencia lógica de cada uno de sus pasos deductivos.

Por otro lado,  las escuelas neoclásicas parten de otro método bien distinto, que es el propio de las ciencias naturales. Se trata de partir de observaciones empíricas a partir de las cuales se derivan de manera inductiva las hipótesis y teoremas con la que construir la teoría económica. Esta aproximación a posteriori, y no os voy a aburrir más, es la que rechazan de plano los teóricos de la Escuela Austriaca de Economía y que plantea serias dificultades a los economistas neoclásicos, dado que en las ciencias económicas no se pueden realizar experimentos aislando los efectos que queremos observar.

¿Por qué cuento todo esto? Pues para explicar por qué considero, sin fanatismo ni ilusión de control alguna, que los monetaristas —al igual que otros neoclásicos— están equivocados. Porque están derivando sus teorías de supuestos falsos: considerar que los datos para resolver el problema están dados y son conocidos, manejar una concepción mecanicista del ser humano —homo oeconomicus—, emplear agregados estadísticos artificiales a partir de los cuales derivan teorías, etc.

Si en las facultades de economía, aparte de enseñar la teoría neoclásica —que no niego que haya que enseñarla para conocer sus errores— se estudiara, por ejemplo, La acción humana de Mises, seguramente otro gallo nos cantaría.

La utopía liberal

Otra recriminación frecuente con la que me suelo encontrar es que me llamen utópico. Claro, uno es utópico por pensar que el ser humano es capaz de actuar en sociedad libremente, sin aprovecharse del prójimo y sin que el prójimo se aproveche de él, sin que sea necesaria la tutela de un órgano superior que ponga orden en nuestros instintos animales cainitas. No digo que José Ángel piense esto, pero es a lo que frecuentemente me enfrento cuando discuto con algún amigo socialista —que de esos tengo muchos ;-).

Pero el que piensa que es posible organizar y coordinar la sociedad desde arriba, el que cree que políticos y burócratas tienen no sólo la capacidad intelectual, sino la información completa y actualizada en tiempo real para emitir sus mandatos coactivos para maximizar el bienestar social, el que considera que los gobernantes no están sujetos a las mismas miserias que el hombre común, egoista y caprichoso, sino que son ángeles asexuados, altruistas y filantrópicos, carentes de toda ambición personal y, por tanto, sin conflicto de intereses, ese, ese no es utópico. Como dicen en mi tierra: no que va.

Ya sé que es poco probable que recuperemos la libertad de la noche a la mañana y nos libremos del ogro filantrópico que es el estado. Pero no porque la libertad nos suma en el caos y nos autodestruyamos en vez de alcanzar cotas inimaginables de prosperidad y riqueza generalizada. Es poco probable porque quienes forman parte de la casta política en la que se encarna el estado, así como sus aliados —empezando por banqueros y demás grupos de interés organizados para exprimir al máximo las fallas fundamentales del sistema democrático— resistirán con uñas y dientes para perpetuar el sistema. Como sostienen los teóricos de la Public Choice —Buchanan, Tullock et al.—, ellos tienen todo el incentivo y la capacidad de organizarse porque son pocos, mientras que el resto de la población se halla indefensa, desorganizada por su multitud, y con escaso incentivo a informarse adecuadamente para tomar decisiones razonadas y no manipuladas cuando llega la hora de votar.

No guste o no, estamos presa de un sistema mucho más opresor de lo que creemos. Porque no nos damos cuenta de que vendimos nuestra libertad —y con ella, abandonamos la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos— a cambio de la bicoca del estado del bienestar.

Lo cual no quita para que no continuemos presentando batalla en el campo de las ideas.

Dicho todo esto, no me queda más que agradecer a José Ángel sus amables palabras y su dedo en el ojo. Siempre es un placer estimular la neurona y poner a prueba tus propios razonamientos. O a mí, al menos, me divierte. Como se diría en twitter: #somosfrikies 😉

One thought on “Controversiae et suasoriae

  1. Ante todo un placer leerte y un chute de autoestima el que hayas empleado tu valioso tiempo en hilvanar estas reflexiones como contestación a los planteamientos/dudas que generé tras ir leyéndote en los últimos meses.
    A grandes rasgos estoy de acuerdo contigo, aunque hay matices que me siguen rechinando.
    Por seguir el hilo conductor de tu opúsculo, comienzo sobre el tema de la regulación del sector financiero.
    Ante todo recalcar que he trabajado 11 años en entidades financieras, así que conozco de primera mano su capacidad para hacer lo que les viene en gana.
    Tu afirmación de que es un sector muy regulado, aunque mal regulado me sigue llevando a la conclusión lógica de que está convenientemente desregulado. Si le pedimos al lobo que guarde las ovejas y además le pedimos al lobo que estructure la regulación, podrá llenar cientos de hojas con clausulas, aunque en definitiva como es él el que diseña la regulación se dejará los agujeros pertinentes y necesarios para comerse ovejas cuando le plazca. Así considero que funciona el entramado financiero, ellos diseñan la regulación que más les interesa y además en el caso de las multinacionales financieras, pueden aprovechar las diferencias/ineficiencias entre regulaciones de distintas zonas geográficas.
    El 2º punto que tratas es el de la teoría económica austriaca en comparación con los monetaristas y los keynesianos.
    De nuevo mi sentido arácnido escéptico se sobresalta al leer que la teoría austriaca se construye mediante el razonamiento a priori y afirmas que se asienta en una base lógica difícil de rebatir. Además dices que esta estructura lógica se aplica a los hechos reales y de esa forma se interpreta la historia. Dices que primero se hace la Teoría y con ella se comprende la Historia.
    Es un planteamiento que me hace estar incómodo ya que rezuma ILUSIÓN DE CONTROL. Es un planteamiento que te compraría si viviéramos en mitad del Amazonas en una tribu que deambula por una realidad lineal, el problema es que vivimos una realidad que no es lineal y que además es dinámica, por lo que axiomas que podrían parecer irrefutables hace 50 años, hoy serían totalmente anacrónicos.
    Si tienes un hueco, ¿podrías signar algunos de esos axiomas en los que se fundamenta la teoría austriaca para ver si hay resquicios coherentes para refutarlos?
    Como escéptico empírico, estoy más cómodo con hipótesis de trabajo construidas desde el empirismo más que por la vía contraria y por supuesto, en cuanto se tienen evidencias que refutan tal hipótesis, se descarta y se busca una nueva.
    Otro tema, el asunto relevante de la formación en las facultades de economía es crucial. El mainstream imparte su doctrina a sabiendas que no es eficiente y los seguidores de la escuela austriaca no conseguis incluir vuestra línea de pensamiento en la mayoría de Universidades. Es un tema muy relevante en el que tenéis que seguir luchando.
    Por último, el asunto de la UTOPIA. Sin duda es estimulante luchar en el terreno de las ideas en ámbitos en los que parece imposible que nuestra postura consiga tomar cuerpo y salga de una vez del exclusivo ámbito del ideario para ponerse en práctica en una situación real. Yo lucho en este territorio utópico aún a sabiendas de que en un 99% será un esfuerzo baldío, aunque no por ello hay que abandonar.
    Cuando tildo de utópica tu postura me refiero al asunto de que desaparezcan los bancos centrales o que descarten la reserva fraccionaria, aunque no por ello hay que dejar de luchar por ello.
    En mi caso, como escéptico y como seguidor de la Teoría del CAOS y de la matemática de los entornos dinámicos no lineales, interpreto que cualquier decisión que se tome será errada, aunque sólo nos daremos cuenta de ello al final del proceso, cuando ya sea demasiado tarde.
    Como no sabemos que nos deparará el futuro, una alternativa interesante sería tomar muchas y variadas apuestas, ya sea en economía, educación etc. aunque sabemos que es algo que no ocurrirá (vivo en la utopía). Al final optaremos por una opción, generalmente la que más le interese a los que tienen la sartén por el mango (Alemania) por lo que, con una probabilidad elevada, no será la alternativa que más nos interese, aunque sólo lo podremos confirmar al final del proceso, cuando ya sea tarde.
    Reitero mi agradecimiento por tu tiempo y si tienes un hueco, explicita varios de los axiomas de la escuela austriaca para ver si se puede activar el principio de la falsabiildad.
    Saludos paisano

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