El viernes pasado y ayer lunes se vivieron momentos de gran tensión en el mercado secundario de deuda pública, reflejándose en una escalada de la prima de riesgo -que es la diferencia en puntos porcentuales entre la rentabilidad del bono español a diez años y el equivalente alemán- hasta más de 640 puntos. Es decir, que si el tesoro alemán te da una rentabilidad anual de un 1,2%, el gobierno español paga un nada despreciable 1,2+6,4% = 7,6% por el mismo bono a 10 años. A esas tasas y teniendo en cuenta que el estado genera déficit, cualquiera se da cuenta de que la situación es insostenible -cada vez se hace más difícil pagar incluso los intereses-, lo que presiona aún más todavía la prima de riesgo entrando en un círculo vicioso altamente destructivo.
Pero el Gobierno esta tomando medidas al respecto, ¿no? Por algo se manifiesta la gente en la calle y estamos todos más cabreados que una mona, ¿por qué no baja la dichosa prima? En el artículo que tocaba este martes, trato de dar una respuesta, aunque se intuye en el título del mismo: Rajoy y sus ministros están intentando solucionar un problema estructural con medidas coyunturales. Os dejo a continuación el arranque del artículo y si os interesa, podéis seguir leyendo en el enlace que dejo al final.
Imaginen un propietario de un edificio de varias alturas -por ejemplo, de diecisiete plantas– que, debido al exceso de peso que los inquilinos han ido añadiendo en sus pisos a lo largo de los años, muestra serias grietas y preocupantes signos de ruina. Y, sin embargo, siendo patente que la estructura no aguanta el exceso de carga, el dueño del edificio sólo se ha limitado en los últimos meses a apuntalar la fachada con andamios y con vigas extraídas de la maltrecha estructura interna, sacando material de los cimientos para realizar el apuntalamiento aun a costa de perjudicar más la estructura. Pues bien, eso es más o menos lo que han venido haciendo los sucesivos gobiernos de Rajoy y Zapatero desde que estalló la crisis. Y por eso estamos al borde del derrumbe total.
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