Como he comentado en el post anterior, había dejado sin colgar en este blog los tres últimos post. Como sé que algunos de vosotros está suscrito por email y lee los artículos cuando le llega la notificación, dejo a continuación los tres últimos, con sus respectivos párrafos iniciales, para quien se los haya perdido y tenga interés. ¡Ah! Y disculpad por las molestias y por marearos.
17/jul/2013 – ¿Dónde se esconde la inflación?
Seguramente conocen ustedes el experimento de la rana y el agua hirviendo. Según esta conocida parábola, popularizada por el gurú del management Peter Senge, si echamos una rana en una olla con agua muy caliente, ésta saltará inmediatamente. En cambio, si la echáramos en la olla con el agua a temperatura ambiente y la fuéramos calentando poco a poco, observaríamos cómo la rana se iría acomodando a la temperatura hasta perder el sentido y, finalmente, morir literalmente escaldada. Si hicieran el experimento de verdad –les recomiendo que no lo intenten en sus casas–, la rana, que es rana pero no tonta, saltaría cuando la temperatura se tornara insoportable. Pues bien, algo parecido sucede con la inflación que, por muy gradual que sea, tarde o temprano abandonaremos la olla si las autoridades monetarias siguen insistiendo en las políticas inflacionistas.
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21/ago/2013 – ¿Recuperación? A pesar del Estado
Imaginen, ahora que es verano, que van ustedes montados en una bicicleta con otra persona mientras suben un puerto de montaña. Ustedes se encargan de pedalear mientras su amigo maneja el manillar. Cuando por fin, exhaustos por el esfuerzo, consiguen coronar la cumbre se vuelven hacia su compañero para comentar lo duro que ha resultado el ascenso y este les replica que, en efecto, la pendiente era muy pronunciada y que menos mal que él ha ido apretando el freno todo el tiempo porque, si no, se hubieran caído hacia atrás, cuesta abajo. ¿Qué harían en ese momento con su amigo? Pues bien, exactamente lo mismo es lo que nos ocurre a familias y empresas mientras intentamos remontar la crisis, que el Estado nos va frenando.
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4/sep/2013 – El PIB es un mal indicador
Imaginen ustedes que les regalan un vehículo con la particularidad de que carece de tablero de instrumentos. Y, por supuesto, no dispone ni de GPS ni de otros sistemas avanzados. Sólo cuenta con un tacógrafo del tipo que los camiones están obligados a llevar instalado y que, básicamente, registra los kilómetros recorridos y la velocidad, datos que ustedes sólo pueden consultar cada cierto tiempo. ¿Creen que, únicamente con esta información, podrían ustedes llegar muy lejos? Pues bien, algo similar es lo que intentan, y con notable poco éxito, las autoridades económicas, obsesionadas cada trimestre con el dato del producto interior bruto (PIB).
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