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Artículo en El Confidencial: Qué hemos aprendido en 10 años de crisis financiera

Posiblemente han escuchado alguna vez cómo funciona el mecanismo de los raticidas más habitualmente utilizados en el control de plagas, como la warfarina o la bromadiolona. Derivados de un compuesto químico presente de forma natural en muchas plantas, como el trébol, este tipo de venenos operan inhibiendo la síntesis de vitamina K e impidiendo la coagulación de la sangre, provocando hemorragias internas letales al cabo de varios días. Al no ser inmediato su efecto, los roedores no asocian la muerte con la ingestión del cebo, logrando así envenenar al máximo número de ratas. Pues bien, de forma similar funciona la inflación crediticia, veneno letal para la economía, que debilita internamente su estructura productiva y desemboca en crisis sólo años después, dificultando la identificación del origen del “envenenamiento”.

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Artículo en El Confidencial: Bancos Centrales, rehenes de su propia burbuja

Probablemente conocen ustedes la historia de aquel hombre que, de madrugada, buscaba algo en el suelo junto a una farola. Un transeúnte pasaba por allí y decidió ayudarle tras explicarle aquél que había perdido las llaves de su casa. Después de un rato de búsqueda infructuosa, le preguntó si estaba seguro de que se le habían caído allí. El primero contestó que no, que en realidad no tenía ni idea de dónde las había perdido pero que allí, bajo la farola, al menos había luz y se buscaba mejor. Pues bien, algo parecido ocurre con los bancos centrales, plagados de economistas con complejo de físicos y empeñados en resolver la crisis económica y financiera con sus modelos matemáticos y cautivos de su propio razonamiento circular.

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Artículo en El Confidencial: El BIS enmienda la plana a los bancos centrales

Seguramente han escuchado ustedes hablar de las máquinas de movimiento perpetuo, dispositivos mecánicos ideados y construidos de forma que, tras un impulso inicial, son capaces de mantenerse en movimiento indefinidamente sin requerir ningún aporte de energía. Desde la Alta Edad Media, ha habido numerosos intentos de fabricar tal artefacto, pero no fue hasta mediados del siglo XIX cuando la imposibilidad de la existencia de tales ingenios fue definitivamente demostrada por el físico alemán Hermann von Helmholtz. Pues bien, lo que la física ha resuelto hace siglos sigue sin ser descubierto por los economistas de los bancos centrales, que piensan que la economía puede crecer indefinidamente a base de deuda creada de la nada.

Artículo quincenal en El Confidencial: La ilusión óptica de las burbujas

Al calor del debate sobre deflación sí / no, políticas inflacionistas, el límite cero de los tipos de interés y la conveniencia o no de fomentar la creación de burbujas me ha parecido oportuno dedicar el post de esta semana a explicar, siquiera someramente, una parte de la Teoría Austriaca del Ciclo Económico para desmitificar […]