En el post de este martes en mi blog de El Confidencial he sacado un poco los pies del tiesto o, mejor dicho, del cubo -cuando lo leáis, entenderéis por qué. Concretamente, he propuesto que en vez además de seguir insistiendo en reducir los costes del Estado, empecemos ya a reclamar una rebaja sustancial de impuestos que aplique a todas las figuras impositivas. Sin olvidar las cotizaciones sociales, que no sé por qué algunos no la incluyen como parte de la fiscalidad -si fuera un sistema de capitalización, todavía, pero en un sistema de reparto son ni más ni menos que impuestos. Por dar una cifra concreta, sugiero una reducción de 30.000 millones de euros (que es más o menos la parte del déficit del año 2012 causado por el rescate a la banca pública española, o sea, las cajas de ahorros).
Si queréis conocer los detalles, os invito a que leáis el artículo completo en el sitio original. Para abriros el apetito, como siempre, os dejo con el arranque del mismo.
Imaginen que hacen ustedes el siguiente experimento. Tomen un cubo o un barreño que sea suficientemente grande para que le quepan los dos pies y métanse en él. Una vez dentro, intenten levantarlo del suelo tirando fuertemente de sus asas. ¿Cuál es el resultado? ¿Seguirían ustedes intentándolo ad eternum? Pues exactamente eso es lo que lleva haciendo el actual Gobierno desde prácticamente el mismo momento en el que tomó posesión. Con la depredadora política fiscal articulada por Cristóbal Taxman Montoro, el Ejecutivo aún piensa que puede sacarnos de la crisis a base de impuestos. Sin embargo, los resultados más recientes de esta política mostraron su cara más dramática el pasado jueves, cuando se publicaron las cifras del desempleo de la EPA.
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