El pasado miércoles, cuando escribí el artículo sobre la crisis de los depósitos de Chipre, me quedé con las ganas de introducir un impagable diálogo que mantienen Alicia y Humpty Dumpty en la obra Lewis Carroll Alicia a través del espejo.
En general, todo el libro es surrealista, plagado de conversaciones sin sentido y juegos de palabras y, en particular, el pasaje en el que la protagonista se encuentra con el antipático carahuevo y discuten sobre semántica y se inventan palabras es tremendo él entero (podéis leerlo completo en este enlace).
El caso es que la repercusión que han tenido las palabras de mi ministro favorito del Gobierno, Cristóbal Taxman Montoro, diciendo sin ruborizarse que el impuesto a los depósitos no es recaudatorio, me recordó mucho este fragmento y no resisto la tentación de reproducirlo aquí.
Cuando yo uso una palabra –insistió Humpty Dumpty con un tono
de voz más bien desdeñoso– quiere decir lo que yo quiero que
diga…, ni más ni menos.
–La cuestión –insistió Alicia– es si se puede hacer que las palabras
signifiquen tantas cosas diferentes.
–La cuestión –zanjó Humpty Dumpty– es saber quién es el que
manda…, eso es todo.
¿No resulta verosímil un diálogo así en boca de Montoro o de cualquier político? Todavía me acuerdo de los debates nominalistas sobre la no-crisis (Zapatero-Solbes), el no-rescate (Rajoy-de Guindos), el no-corralito chipriota y otras tantas discusiones estériles sobre el nombre de las cosas, cuando lo que importa es la sustancia. Pero ya sabemos que quien manda, manda…
Nota sobre el título: “stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus” es la última frase de uno de mis libros favoritos y que da título a la novela: El nombre de la rosa de Umberto Eco y, traducida al castellano significa “de la rosa sólo queda el nombre desnudo“. Realmente, el título dice poco sobre el argumento contado en la obra, pero el debate nominalista (particulares vs. universales) tuvo su auge en la Edad Media y a Guillermo de Ockham como uno de sus protagonistas. Y el personaje principal de la obra, Guillermo de Baskerville está claramente inspirado en el escolástico inglés.
Por no hablar de palabras como “Austeridad”, cuando lo que se quiere decir es subir impuestos y seguir gastando.
Nos engañan como a niños.